domingo, 10 de abril de 2011

¡CRISTO VIVE! REAFIRMA TU FE Y EVANGELIZA

JÓVENES, CON CRISTO, FIRMES EN LA FE

Artículo del Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal, Encargado de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación Socia de la Diócesis de Campeche.

Con frecuencia escuchamos a los adultos expresar que los jóvenes ya no quieren seguir las costumbres y tradiciones de sus mayores; que cuando salen a estudiar o trabajar, regresan contagiados por las modas y formas de pensar que han visto en otros lados; que no muestran interés por la cultura del trabajo y del esfuerzo, que muchos de ellos sólo buscan su interés y frutos con el menor esfuerzo y, en ocasiones, hasta por caminos ilícitos.

También manifiestan que a muchos adolescentes y jóvenes, les interesa muy poco Dios, las prácticas religiosas, los compromisos; que les interesa más bailar y divertirse, aturdirse un rato para olvidar su realidad, buscar nuevas experiencias y sensaciones, sin medir las consecuencias de sus actos.

Esto, y más, escuchamos actualmente acerca de los jóvenes, a quienes incluso tachan de poco respetuosos, de vestir de manera extravagantemente, de usar un vocabulario no adecuado, etc. Sin embargo, pocos se detienen un momento para reflexionar sobre las razones por las que tantos jóvenes actúan de esa manera y sobre la responsabilidad de los padres de familia.

La Iglesia tiene una especial predilección por los jóvenes porque atribuye una especial importancia al período de la juventud como una etapa clave de la vida de cada hombre y de cada familia.

La Iglesia mira a los jóvenes; es más, la Iglesia de manera especial se mira a sí misma en los jóvenes. Así ha sido desde el principio, desde los tiempos apostólicos. Las palabras de San Juan en su Primera Carta son un excepcional testimonio: «Les escribo, jóvenes, porque han vencido al maligno… Les he escrito, jóvenes, porque son fuertes y la Palabra de Dios permanece en ustedes».

Estas palabras resuenan con un eco potente de generación en generación. Aún hoy, al inicio del tercer milenio, la Iglesia se mira a sí misma en los jóvenes.

Las tres últimas Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano han insistido en que la Iglesia debe hacer una opción preferencial por los jóvenes:

En Puebla (1979), los obispos afirman que «la familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud».

En Santo Domingo (1992), después de dar una mirada a la realidad que viven los jóvenes en América Latino, muchos de los cuales «son víctimas del empobrecimiento,… del alcoholismo, de abusos sexuales; muchos viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y alienados por imposiciones culturales, y por el pragmatismo inmediatista», los obispos presentan unas líneas de acción para hacer frente al desafío que representa la juventud en América Latina.

Finalmente, en Aparecida (2007), los obispos latinoamericanos constatan «con preocupación que innumerables jóvenes atraviesan por situaciones que les afectan significativamente: las secuelas de la pobreza, que limitan el crecimiento armónico de sus vidas y generan exclusión; la socialización, cuya transmisión de valores ya no se produce primariamente en las instituciones tradicionales, sino en nuevos ambientes no exentos de una fuerte carga de alienación; su permeabilidad a las formas nuevas de expresiones culturales, producto de la globalización, lo cual afecta su propia identidad personal y social. Son presa fácil de las nuevas propuestas religiosas y pseudo religiosas. La crisis, por la que atraviesa la familia hoy en día, les produce profundas carencias afectivas y conflictos emocionales».

Ante estos desafíos y retos la Iglesia ha sugerido algunas líneas de acción:

1.- Renovar, en estrecha unión con la familia, la opción preferencial por los jóvenes, dando nuevo impulso a la Pastoral de Juventud en las Diócesis, parroquias, y movimientos.

2.- Apoyar los Movimientos eclesiales, que tienen una pedagogía orientada a la evangelización de los jóvenes, e invitarlos a poner más generosamente al servicio de los jóvenes sus riquezas.

3.- Proponer a los jóvenes el encuentro con Jesucristo vivo y su seguimiento en la Iglesia, a la luz del Plan de Dios, que les garantiza la realización plena de su dignidad de ser humano y les impulsa a formar su personalidad.

4.- Implementar una catequesis atractiva para los jóvenes que los introduzca en el conocimiento del misterio de Cristo, y les muestre la belleza de la Eucaristía dominical, que los lleve a descubrir en ella a Cristo vivo y el misterio fascinante de la Iglesia.

5.- Contribuir a la capacitación de los jóvenes para que tengan oportunidades en el mundo del trabajo, y evitar que caigan en la droga y la violencia.

Atendiendo a este llamado, muchas parroquias de nuestra Diócesis de Campeche ofrecen a los niños, adolescentes y jóvenes la oportunidad de tener un encuentro con Cristo durante la Semana Santa que ya se acerca.

Muchos jóvenes católicos, desde hace algunos meses, se han preparado con entusiasmo para compartir su fe con otros jóvenes a través de la Pascua Juvenil, que este año 2011 quiere «impulsar en los adolescentes y jóvenes la fe en Cristo vivo y misionero mediante la evangelización para construir una Iglesia renovada y fiel».

¡Joven, participa! ¡Anímate! ¡Cristo Vive! Reafirma tu fe y evangeliza. Los Jóvenes Católicos te esperan en tu parroquia.
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