jueves, 7 de abril de 2011

PARA EL RELATIVISMO NADA ES PERMANENTE NI VÁLIDO PARA TODOS


PELIGROSO PRIVILEGIAR SÓLO
LA EFICACIA Y LO RENTABLE

Artícuo de Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.

Desde hace décadas nuestra sociedad ha estado privilegiando la eficacia y lo rentable sobre lo más importante y fundamental causando así un grave deterioro a lo auténticamente humano y a la naturaleza. Cuando se descuida lo fundamental como referencia obligada y columna vertebral, viene la dispersión de esfuerzos, se pierde la recta jerarquización y el rumbo, se cae en competencias desleales y hasta en enfrentamientos. Ciertamente se dan avances en algunos campos pero, al no articularse, no inciden en todo el cuerpo social ni en la calidad de vida.

Cuando la eficacia y lo rentable se pone sobre la misma vida y el bien común, entonces se entra en una carrera desenfrenada buscando el interés y beneficios personales o de grupo, entonces ya no importan los principios ni los medios utilizados, ya no importan las leyes, ni la justicia y hasta se llega a creer que todo se vale; entonces se llega a manipular las ciencias, la información y hasta la misma religión. Lo estamos palpando y sufriendo en la economía, en algunos políticos, en organizaciones laborales y de educación, en Usos y Costumbres de algunas comunidades. Desde esta manera de pensar y de actuar el paso a la irresponsabilidad social y a la corrupción es fácil y se da pronto.

En esta manera de pensar y de actuar el individualismo y el relativismo se fortalecen de tal manera que, con máscara de verdad y de derechos, se convierten en su alimento y motor. El individualismo considera a la persona y grupos aislados o sobre la comunidad; de allí el individualismo egoísta y agresivo de no pocos, las posturas y estrategias de algunos partidos políticos, modos de actuar de organizaciones laborales y civiles, el autoritarismo y dictaduras de algunos gobernantes; así el individualismo debilita la vida comunitaria y la vacía de su sentido a todos los niveles; el individualismo agresivo se convierte en una epidemia peligrosa para la familia, para las comunidades y para el bien común de la sociedad.

Para el relativismo nada es permanente ni válido para todos, ni la verdad, ni el bien, ni los principios; todo depende de la visión y querer de las personas. Así los intereses y gustos de minorías, con apariencia de verdad, llegan a imponer la dictadura del relativismo deteriorando los valores, debilitando los cimientos y quitando los referentes fundamentales que dan seguridad y estabilidad a toda persona y sociedad. Así se genera una inestabilidad en las costumbres y valores, se trastoca la moral y la misma identidad sexual, se ataca a las instituciones principalmente a la familia y a la Iglesia por encontrar en ellas mayor oposición fundamentada a sus intereses y gustos.

Esta manera de pensar y de actuar nos está dañando gravemente; la reeducación y restauración que se requiere sólo se dará con trabajo de todos a mediano y largo plazo. Toda persona, comunidad y pueblo, para desarrollarse integralmente e impulsar una vida de calidad, requiere necesariamente una sana estabilidad en su manera de pensar, de creer y de actuar; requiere darle orientación y rumbo claro a su vida, necesita articular y jerarquizar todas sus actividades y proyectos en torno a lo fundamental.
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