lunes, 4 de abril de 2011

CARTA POR LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

CARTA DEL ARZOBISPO DE YUCATÁN
CON MOTIVOS DE LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

A TODO EL PUEBLO DE DIOS QUE VIVE EN YUCATÁN

Estimados hermanos y hermanas: gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo, el Señor.

Con gran alegría recibimos la noticia de que S.S. Benedicto XVI, declarará Beato al Papa Juan Pablo II, de feliz memoria, el próximo domingo 1 de mayo.

He podido apreciar, desde que se publicó la noticia, que muchos fieles preguntan y comentan sobre las actividades que realizaremos en nuestra Arquidiócesis para unirnos al júbilo de la Iglesia universal por esta Beatificación.

Quienes tuvimos la oportunidad de conocer al Papa Juan Pablo II pudimos experimentar de cerca que su persona, su vida y su actividad apostólica, fueron un auténtico regalo de la misericordia y el amor de Dios para su Iglesia. Él nos enseñó, en su Carta Apostólica "Al inicio del nuevo milenio” que la espiritualidad de comunión nos hace ver a los demás como "don de Dios”. Sus palabras y sus celebraciones, sus viajes y audiencias, fueron siempre ocasión de experimentar el amor cercano de Dios por su Pueblo. Él transparentaba al Buen Pastor, a Jesús entre nosotros.

En nuestro país, con motivo de su Beatificación, queremos recordarlo como el "Peregrino de la paz” y unirnos en oración para pedir a Dios, nuestro Padre, por su intercesión, el milagro de la reconciliación, la armonía y la paz, superando la violencia y la inseguridad que hace sufrir a los mexicanos.

Su histórica visita a Yucatán, el 11 de agosto de 1993, para encontrarse en Izamal con las etnias de América, está muy viva en nuestros recuerdos, en nuestra búsqueda de anunciar la Buena Nueva. Significó, a la vez, un aliento y motivación a esta Iglesia Particular, que convocó en Xoclán una multitud histórica de yucatecos y dejó una comunidad eclesial entusiasmada en la fe y la esperanza, animada a seguir con fidelidad a Jesucristo.

Nada es coincidencia, todo es Providencia. En esa ocasión, la Iglesia de Yucatán estaba terminando su III Sínodo Diocesano, que durante 3 años, 89-92, fijó las bases de la renovación pastoral que el Concilio Vaticano II había propuesto y que se concretó en un Plan Diocesano de Pastoral en los años siguientes, impulsado por S.E.Mons. Manuel Castro Ruiz, mi ilustre predecesor. Al iniciar, en 1995, mi servicio pastoral, como Arzobispo de esta querida Arquidiócesis, encontré una Iglesia dispuesta y animada por el aliento recibido con la Visita de su S.S. Juan Pablo II.

La experiencia vivida en el pasado y la alegría presente de la Beatificación, nos mueven a vivir este acontecimiento con especiales expresiones de fe y de Iglesia en Yucatán.

Para tal efecto se ha elaborado un programa general que iniciará el lunes de pascua, 25 de abril y terminará el domingo 8 de mayo. Las parroquias y rectorías de la ciudad de Mérida convocarán a los fieles a un triduo de oración, 29,30 de abril y 1 de mayo; como decanato, visitarán el templo de San Pedro Apóstol en Xoclán los días 25,26,27,28 y 30 de abril y, el 1 de mayo, celebraremos solemnemente la Beatificación en Xoclán a las 7 PM. Los decanatos del interior del Estado, a su vez, harán su propio programa para participar en esta celebración festiva, privilegiando, en las actividades decanatales, los templos dedicados a la Santísima Virgen, cuya devoción promovió, con evidente amor filial, S.S.Juan Pablo II. En la semana del 2 al 8 de mayo, el Seminario de Yucatán y otras instituciones de la Iglesia Católica, realizarán actividades de tipo cultural para recordar a Juan Pablo II y sus enseñanzas.

En fin, invitamos a todos a sumarse a esta gran fiesta que celebramos como Iglesia Católica en Yucatán, refiriéndose para la programación de actividades a la Comisión que para tal efecto se ha nombrado.

Esperamos que, como en su visita hace casi 18 años, las actuales celebraciones tengan para el pueblo de Yucatán, Pastores y fieles, los efectos de animación en la fe y la esperanza, fortalezcan nuestra comunión y sean una auténtica experiencia de encuentro con Jesucristo vivo que nos impulse a poner nuestros mejores esfuerzos en la realización del Reino de Dios entre nosotros.

Que el Señor Jesús, por intercesión de Nuestra Señora de Izamal y del Beato Juan Pablo II, nos bendiga con abundancia.

Mérida, Yucatán 25 de marzo de 2011, fiesta de la Encarnación de Jesucristo nuestro Señor.

Mons. Emilio Carlos Berlié Belaunzarán
IV Arzobispo de Yucatán