miércoles, 23 de febrero de 2011

ALGUNOS NO QUIEREN EL BIEN DE LA SOCIEDAD

URGE QUE TODOS BUSQUEMOS, DIFUNDAMOS Y
DEFENDAMOS LA VERDAD Y LA PAZ

Escrito por: Mons. José Luis Chávez Botello, Arzobispo de Antequera-Oaxaca.
Una vez más, los hechos violentos de esta semana nos gritan que algunos no quieren el bien de la sociedad, no quieren sumarse a impulsar una etapa mejor para Oaxaca, no quieren que se descubra la verdad ni la corrupción. La sociedad necesita conocer la verdad sobre estos hechos violentos para saber a quienes apoyar y a quienes reprochar; tanto el Gobierno como el Magisterio requieren el apoyo sentido de la sociedad pero solo en lo que abona a la justicia, a la unidad y al bien común. No se vale exigir conocer la verdad y quedar indiferentes sin apoyar a quienes la buscan y la defienden; sería también una vergüenza solapar la corrupción y la violencia con la impunidad.

Los hechos perpetrados fueron graves; se dañó físicamente a personas, a la economía, al turismo pero sobre todo a la sociedad. Es a la sociedad a la que deben presentar disculpas quienes la han dañado destruyendo el patrimonio cultural, pisoteando los derechos de terceros o permitiendo impunidad pero, sobre todo, ofrecer disculpas con la enmienda de actitudes destructivas y reiterativas. Es un llamado a todos para revisarnos, corregirnos y para mejorar.

El panorama es delicado pero esperanzador si la Sociedad de Oaxaca, el Gobierno y el Magisterio asumen su responsabilidad. Exijamos y esperemos se realice pronto la investigación a fondo y que, con transparencia, se den a conocer los resultados para tomar posturas firmes y constructivas. Buscar y defender la verdad beneficia a todos: a los maestros, a los niños y padres de familia, a las autoridades y sobre todo a la sociedad; la verdad es el cimiento indispensable de la credibilidad y de la unidad; es la mejor arma contra la corrupción y la maldad. “La verdad los hará libres” (Jn. 8,32).

Una señal clara de que queremos el bien de nuestra sociedad, sería erradicar toda expresión de violencia física, mental, emocional y verbal por parte de todos; no permitir incitadores provocadores ni intolerantes represores, no tolerar vándalos delincuentes ni autoridades revanchistas. Si queremos todos el bien de Oaxaca, nadie debe cobijar pensamientos, discursos, actitudes, acciones o personas que denigran la armonía, la dignidad, el respeto, la justicia y la paz. No se puede exigir lo que no se está dispuesto a dar.

La violencia, a diferentes niveles, por años ha significado para Oaxaca uno de los costos más caros, inútil y pernicioso en lo económico, en lo moral y en lo social. No pocas veces la violencia suele ocultarse en la mentira y, a veces, es alimentada por la corrupción. La búsqueda auténtica de paz social siempre se manifiesta en un proceder apegado a la verdad y a la justicia más que a discursos, gritos o fuerza física; esto nos exige a todos ser más responsables, propositivos, proactivos y constructivos.

La violencia y la corrupción no llegan solas, sus propagadores son hombres y mujeres concretos sin valores y sin escrúpulos. La violencia y la corrupción no se erradicarán en Oaxaca solo hablando de ellas o quejándonos; llegarán hasta donde quiera la sociedad pero requieren un verdadero compromiso-pacto de todas las fuerzas y sectores de la sociedad. El gobierno tiene un deber irrenunciable pero la sociedad tiene la palabra decisiva, la última palabra.

Con mi saludo y bendición para todos.
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