domingo, 30 de enero de 2011

GRACIAS, PADRE AGUSTÍN, POR COMPARTIR SU FE CON NOSOTROS

¡GRACIAS, PADRE AGUSTÍN HERNÁNDEZ!

Escrito por: Pbro. Fabricio Seleno Calderón Canabal.

«Un buen pastor, un pastor conforme al corazón de Dios es el tesoro más grande que Dios puede dar a una parroquia y uno de los más preciosos dones de la misericordia divina».

Estas palabras de san Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, vinieron inesperadamente a mi mente ante la espontánea aclamación del pueblo de Dios, reunido en la Capilla de María, Reina de la Paz, en el Fovissste Belén, reconociendo y agradeciendo la labor pastoral del padre Agustín Hernández Hernández, sacerdote de la Diócesis de Querétaro, que después de un lapso de año y medio de estar en Campeche ejerciendo su ministerio sacerdotal, es llamado por su Obispo para reintegrarse a su presbiterio de origen.

«Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré» (Gn 12,1). Estas palabras que Dios dirige a Abram, retumbaron a principios del año 2009 en los oídos, pero sobre todo en el corazón del Padre Agustín, ante la invitación para que algún sacerdote de Querétaro viniera a colaborar a la Diócesis de Campeche.

«Partió Abram, como le había dicho el Señor» (Gn 12,4). De la misma manera, el padre Agustín se puso en camino. Partió de Querétaro, dejando sus “seguridades” por lo prometido, confiando en el Dios que llama, que invita.

Se puso en camino para proclamar a Jesucristo, «aprendiendo a compartir la Palabra, el pan y la sal; a caminar por sus calles, por su hermoso malecón; gustando la alegría de esta gran comunidad de Campeche».

Año y medio después, Dios vuelve a decirle al padre Agustín: «vete a la tierra que yo te indicaré». Para la Parroquia de santa Cecilia, en la unidad habitacional “Las flores”, un ciclo se cierra. Llega ahora la difícil hora de la despedida. La hora de despedir y agradecer el don y la presencia de un sacerdote entusiasta.

Llega la hora de la despedida. Si estuviera en sus manos, el padre Agustín la retrasaría… Pero sabe que un sacerdote dedica toda su existencia a servir a Dios y a su pueblo, no por dinero, ni por ocupar puestos de honor, sino por amor generoso, por servir al Reino de Dios.

Y su Obispo, el de Querétaro, Don Mario De Gasperín Gasperín, le llama para que con su experiencia, sabiduría, amor y buen trato, acompañe el itinerario de fe de las Comunidades del Camino Neocatecumenal en su Diócesis.

Mañana lunes 31 de enero, al entregar la parroquia a otro hermano sacerdote, seguramente por la mente y el corazón del padre Agustín pasarán los rostros de quienes bautizó, de los niños y jóvenes a quienes dio la Primera Comunión, de las parejas que casó, de las familias que acompañó en su angustia ante la enfermedad o la muerte de un ser querido…

Queridos hermanos que integran la Parroquia de santa Cecilia: «sean conscientes del gran don que los sacerdotes constituyen para la Iglesia y para el mundo; mediante su ministerio, el Señor sigue salvando a los hombres, haciéndose presente, santificando. Estén agradecidos con Dios, y sobre todo estén cerca de sus sacerdotes con la oración y con el apoyo, especialmente en las dificultades, a fin de que sean cada vez más pastores según el corazón de Dios». (Benedicto XVI. 5-Mayo-2010).

Gracias, Padre Agustín, porque a través de su sacerdocio, Cristo continúa su misión, mediante la palabra y el Sacramento.

Gracias, Padre Agustín, por compartir con nosotros, con toda la Diócesis de Campeche, su ministerio sacerdotal. «La parroquia de santa Cecilia, el Seminario y la Diócesis de Campeche, le van a extrañar», expresó el Obispo al dar a conocer la noticia de su nueva encomienda en Querétaro.

Gracias, Padre Agustín, por darnos ejemplo de fe, de disponibilidad y testimonio de santidad.

Gracias, Padre Agustín, por darnos ejemplo de entrega, de servicio y testimonio de oración. Pida a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, patrona de la Diócesis de Querétaro para que el Señor nos conceda más vocaciones sacerdotales y religiosas, para que la fe del pueblo de Campeche se sostenga y fortalezca.

Gracias, Padre Agustín, por ayudar a construir el Reino de Dios y sembrar la semilla de la vocación sacerdotal, pues hoy se requieren sacerdotes santos, hombres de oración, solidarios con los pobres, misericordiosos con los que sufren, cercanos a los dolores de la humanidad, respetuosos de quienes a ellos se confían.

Gracias, Padre Agustín. Dios bendiga abundantemente su ministerio sacerdotal. En quienes formamos parte del Decanato san Román quedarán grabadas las palabras finales de su homilía en Belén, el pasado viernes 21 de Enero:

«Allí hay un mensaje que no merezco, pero que agradezco de corazón: “¡Gracias Padre, Agustín!”. Soy yo el que tengo que dar las gracias porque me han aceptado aquí en este hermosísimo lugar un año y medio; aprendiendo a compartir la Palabra, el pan y la sal; a caminar por sus calles, por su hermoso malecón; gustando la alegría de esta gran comunidad de Campeche. Dios les Bendiga. Tengo que regresar a mi casa, a mi diócesis de Querétaro a proclamar a Jesucristo. ¡Gracias, Diócesis de Campeche! ».
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