jueves, 9 de septiembre de 2010

¡ANDE, NO SEA MALO!

Escrito por: Pbro. Juan A. Arcos Arana

En días pasados, escuché de muchas personas la frase: «no sea malo». No sé si en alguna ocasión te la han dicho, o la has dicho, pero hoy comparto esta reflexión sobre ella porque es engañosa y te hace pensar que andas tomando decisiones equivocadas, cuando en el fondo la frase trata de justificar los defectos, equivocaciones, falta de responsabilidad de quien la dice.

Hace unas semanas realizamos algunos eventos que tuvimos que organizar desde semanas atrás con invitaciones, con fechas de preparación doctrinal, con días bien precisos para anotar los datos de las personas que habrían de participar en los eventos sacramentales. Todo se realizó con el único objetivo de hacer bien las cosas, desde dar la preparación necesaria para la fe hasta para que el evento de la celebración se realizara con orden y respeto.

No obstante, en el transcurso de los preparativos muchas personas se acercaban cuando se enteraban que por las fiestas patronales habría celebración de sacramentos, y con el afán de celebrarlos en esta ocasión se acercaban a mí para pedirme se les diera la oportunidad de participar, esto a pesar de toda la organización, invitaciones, tiempo que se dio. Muchos de los que se acercaban decían: «No sea malo, dénos oportunidad». Y luego sus razones: «Es que apenas nos acabamos de enterar», «es que nadie nos dijo», etc.

Luego, durante la preparación catequética frecuentemente escuchaba: «No sea malo, se me olvidó que tenía que participar. Me llegaron personas de visita y no pude asistir. Me salió un compromiso, etc.». Al momento de entregar los documentos en la Notaría Parroquial no faltó el que dijera: «no sea malo, es que no nos dijeron el día, se me acaba de extraviar el documento, se me perdió, etc.».

Como era de esperarse, al ir aceptando estas razones y por «no ser malo», tuvo que realizarse, en algunos casos, una preparación de manera rápida, al vapor. Además de que a las personas que por su fe colaboran en la parroquia se les complicaron sus actividades, pues a veces tenían que disponer de más tiempo para atender estos casos que al final se iban presentando. Muchas cosas se nos complicaron y fue más cansado para todos.

Al dialogar sobre esta experiencia nos dimos cuenta de que no fue provechosa, pues muchas personas no recibieron bien su preparación y son de los que sólo se acercan a la iglesia de vez en cuando, y nosotros nos complicamos todo pues hasta en el evento de celebración se perdió el orden que se esperaba se tuviera.

Ahora, días después reflexiono sobre todo el hecho y pienso: la gente nos hace malos pues lo que quieren es justificar su falta de compromiso, de responsabilidad, de hacer bien las cosas, y uno cae en el juego de manera muy inocente. La frase «no sea malo» impacta, pues nadie quiere aparecer como malo ante los demás. Pero si valoramos bien las cosas, la frase es engañosa, te hace pensar que eres el que está haciendo mal todo, cuando el que a lo mejor no está realizando lo que debe hacerse es el que la dice.

Con la frase «no sea malo» justificamos nuestra impuntualidad, nuestra irresponsabilidad, la falta de atención, el no querer hacer bien las cosas, hacer lo que yo quiero y no lo que me piden; arreglar las cosas a mi modo y no cómo deben hacerse. Uno es bueno cuando deja que las cosas sean cómo el otro quiere, a su manera, entonces «si eres bueno». Pero se habrá colaborado con un mal, nos habremos hecho cómplices de la irresponsabilidad del otro, del hacer las cosas como no se deben hacer.

Un conocido psicólogo Gastón Merzeville, en su libro Ejes de la salud mental, señala sobre esto que muchas veces la falta de carácter, el no tener criterios claros sobre lo que se quiere, hacen que uno ceda ante el otro a pesar de que nos damos cuenta que vamos hacer algo no correcto o contrario a lo establecido a las normas u organización de alguna institución. Y ceder al chantaje sentimental también nos daña pues desequilibra en nuestros valores, nuestro orden. Es cierto que en ocasiones habrá que tener un criterio de justicia y de bien para no ser tan cerrados.

Por eso, cuando alguien te diga no «seas malo», no te sientas mal. Reflexiona, no reacciones tan de prisa pues a lo mejor habrá que ayudar al otro al decirle: «Mira, el que tiene que hacer bien las cosas eres tú»; y no tengas miedo de decir en ocasiones no. Ya Jesús nos señala en el Evangelio de San Mateo 6,37: -Di "si" cuando tengas que decir "sí" y "no" cuando también se tenga que decir "no".- Y cuando se está seguro del valor o del bien que se promueve es peligroso ceder ante el «no seas malo», pues le quitas su valor o bien a lo que tú realizas.
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