Ciudad del Vaticano, 29 de Junio de 2010 (VIS). La tarde del pasado lunes 28 de Junio en la Basílica de San Pablo Extramuros durante la celebración de las Primeras Vísperas de la Solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Papa Benedicto XVI hizo un histórico anuncio: La creación de «un nuevo Organismo, en la forma de "Consejo Pontificio", con la tarea principal de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de "eclipse del sentido de Dios"».
Ante los miles de fieles congregados en la Basílica de San Pablo Extramuros, para el rezo de las Vísperas, el Papa señaló que «existen regiones del mundo que aún esperan una primera evangelización; otras, que la recibieron, pero necesitan un trabajo más profundo; otras más en las que el Evangelio echó raíces durante mucho tiempo, dando lugar a una verdadera tradición cristiana, pero donde en los últimos siglos, con dinámicas complejas, el proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y de la pertenencia a la Iglesia».
En su homilía, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la vocación misionera de la Iglesia. Comenzó recordando que «el Siervo de Dios Giovanni Battista Montini, cuando fue elegido Sucesor de Pedro, en pleno desarrollo del Concilio Vaticano II, eligió el nombre del Apóstol de los gentiles», y «en 1974 convocó el Sínodo de los Obispos sobre el tema de La Evangelización del mundo contemporáneo, y casi un año después publicó la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi».
Refiriéndose después a su antecesor en la Cátedra de san Pedro, Benedicto XVI enfatizó: «No hay palabras para explicar cómo el Venerable Juan Pablo II, en su largo pontificado, desarrolló esta proyección misionera». Y continuó: «El Papa Juan Pablo II representó “en vivo” la naturaleza misionera de la Iglesia, con los viajes apostólicos y con la insistencia de su Magisterio sobre la necesidad y urgencia de una 'nueva evangelización'».
«A todos es evidente que mi predecesor dio un impulso extraordinario a la misión de la Iglesia, no solamente por las distancias que recorrió, sino sobre todo por el genuino espíritu misionero que le animaba y que nos dejó en herencia en el alba del tercer milenio», afirmó Benedicto XVI.
El Papa se declaró “heredero” de Juan Pablo II, y recordó sus propias palabras al comienzo de su ministerio. «Recogiendo esta herencia - dijo el Papa -, pude afirmar, al inicio de mi ministerio petrino, que la Iglesia es joven, abierta al futuro. Y lo repito hoy, cerca del sepulcro de san Pablo: la Iglesia es en el mundo una inmensa fuerza renovadora, no ciertamente por sus fuerzas, sino por la fuerza del Evangelio, en el cual sopla el Espíritu Santo de Dios, el Dios Creador y redentor del mundo».
Tras admitir que «los desafíos de la época actual están ciertamente por encima de las capacidades humanas: los retos históricos y sociales, y con mayor razón los espirituales», el Papa recordó que «Jesús mismo ha demostrado que con la fe en Dios nada es imposible».
Más adelante, Benedicto XVI reconoció que actualmente no hay «únicamente hambre de alimento material; existe un hambre más profunda, que sólo Dios puede saciar. También el hombre del tercer milenio desea una vida auténtica y plena, tiene necesidad de verdad, de libertad profunda, de amor gratuito. También en los desiertos del mundo secularizado, el alma del hombre tiene sed de Dios, del Dios vivo».
Este Consejo Pontificio es el primer Dicasterio vaticano creado por el Papa Benedicto XVI y el primero en ser creado en los último 25 años, desde que el Papa Juan Pablo II creara la Pontificia Comisión para la Pastoral de los Agentes sanitarios con el Motu proprio Dolentium Hominum, el 11 de Febrero de 1985, que con la Constitución Apostólica Pastor Bonus, sobre la Curia Romana, del 28 de Junio de 1988, pasó a llamarse Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes de la Salud (Pastoral de la Salud).
Ante los miles de fieles congregados en la Basílica de San Pablo Extramuros, para el rezo de las Vísperas, el Papa señaló que «existen regiones del mundo que aún esperan una primera evangelización; otras, que la recibieron, pero necesitan un trabajo más profundo; otras más en las que el Evangelio echó raíces durante mucho tiempo, dando lugar a una verdadera tradición cristiana, pero donde en los últimos siglos, con dinámicas complejas, el proceso de secularización ha producido una grave crisis del sentido de la fe cristiana y de la pertenencia a la Iglesia».
En su homilía, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la vocación misionera de la Iglesia. Comenzó recordando que «el Siervo de Dios Giovanni Battista Montini, cuando fue elegido Sucesor de Pedro, en pleno desarrollo del Concilio Vaticano II, eligió el nombre del Apóstol de los gentiles», y «en 1974 convocó el Sínodo de los Obispos sobre el tema de La Evangelización del mundo contemporáneo, y casi un año después publicó la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi».
Refiriéndose después a su antecesor en la Cátedra de san Pedro, Benedicto XVI enfatizó: «No hay palabras para explicar cómo el Venerable Juan Pablo II, en su largo pontificado, desarrolló esta proyección misionera». Y continuó: «El Papa Juan Pablo II representó “en vivo” la naturaleza misionera de la Iglesia, con los viajes apostólicos y con la insistencia de su Magisterio sobre la necesidad y urgencia de una 'nueva evangelización'».
«A todos es evidente que mi predecesor dio un impulso extraordinario a la misión de la Iglesia, no solamente por las distancias que recorrió, sino sobre todo por el genuino espíritu misionero que le animaba y que nos dejó en herencia en el alba del tercer milenio», afirmó Benedicto XVI.
El Papa se declaró “heredero” de Juan Pablo II, y recordó sus propias palabras al comienzo de su ministerio. «Recogiendo esta herencia - dijo el Papa -, pude afirmar, al inicio de mi ministerio petrino, que la Iglesia es joven, abierta al futuro. Y lo repito hoy, cerca del sepulcro de san Pablo: la Iglesia es en el mundo una inmensa fuerza renovadora, no ciertamente por sus fuerzas, sino por la fuerza del Evangelio, en el cual sopla el Espíritu Santo de Dios, el Dios Creador y redentor del mundo».
Tras admitir que «los desafíos de la época actual están ciertamente por encima de las capacidades humanas: los retos históricos y sociales, y con mayor razón los espirituales», el Papa recordó que «Jesús mismo ha demostrado que con la fe en Dios nada es imposible».
Más adelante, Benedicto XVI reconoció que actualmente no hay «únicamente hambre de alimento material; existe un hambre más profunda, que sólo Dios puede saciar. También el hombre del tercer milenio desea una vida auténtica y plena, tiene necesidad de verdad, de libertad profunda, de amor gratuito. También en los desiertos del mundo secularizado, el alma del hombre tiene sed de Dios, del Dios vivo».
Este Consejo Pontificio es el primer Dicasterio vaticano creado por el Papa Benedicto XVI y el primero en ser creado en los último 25 años, desde que el Papa Juan Pablo II creara la Pontificia Comisión para la Pastoral de los Agentes sanitarios con el Motu proprio Dolentium Hominum, el 11 de Febrero de 1985, que con la Constitución Apostólica Pastor Bonus, sobre la Curia Romana, del 28 de Junio de 1988, pasó a llamarse Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes de la Salud (Pastoral de la Salud).
Fuente: Vatican Information Service (VIS)
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